Un cajón de sastre sin fondo, una batalla desde las trincheras

viernes, 26 de febrero de 2010

El síndrome erasmus

Una de las peores infecciones que existen en la actualidad es el síndrome erasmus. No sólo es difícil de diagnosticar, ya que se puede solapar con otras afecciones más corrientes de esta, nuestra civilización incivilizada, sino que no existe una cura aparente ni un remedio efectivo (ni siquiera el ya elevado a semidios de la medicina moderna, el tamiflú).
Pero, ¿Cuales son los síntomas de este peligroso modus operandi? Hay varios, y ninguno es más importante que otro. Por separados pueden ser insignificantes, imperceptibles, pero cuando se combinan, el engendro resultante puede ser fatal (para los que están alrededor especialmente).
El más evidente se conoce como "falsa sensación de realidad". No es una alucinación, tampoco el principio de una esquizofrenia. Simplemente consiste en creerse lo que se ve, lo que se vive, y actuar en consecuencia, es decir, como el protagonista de un cuento dónde todo vale, dónde los limites están demasiado lejos como para reparar en ellos. Ni somos Alicia ni estamos en el nuevo país de las maravillas, aunque nos maraville el aliciente de estar en un nuevo país. Pero sería injusto culpar sólo a los estudiantes descarriados que caminan, en algunos casos pastan, por la senda del erasmus. Es preciso recordar el daño de esa señora que antaño fue Paul Mcartney, cuando escribió "Let it be". Ese Déjalo estar o ser (nunca se me dio bien identificar y/o usar correctamente los verbos que copulan, pido disculpas) fue una de las causas de este desastre "erasmusniano". Y todo por una mala interpretación, como los nazis hicieron de Nietszche, como el pueblo llano hizo de las doctrinas de la Iglesia. Déjalo estar, es decir, tomálo con calma y afrontalo así, no déjate llevar, es decir, siempre a tope y ya pensaré mañana. Mal, muy mal, porque las prórrogas racionales no sirven cuando se coquetea con la locura, al borde del abismo del desparrame continuo.
Otra afección reconocible, muy ligada con la anterior, lleva el nombre poco acertado de "el peligro del why not". Está escrito en inglés porque es la lengua internacional, del imperio, pero también puede ser hallado como "Pourquoi pas?", "Perché no?" o "Porqué no?". Mi ignorancia y falta de valor me impide escribirlo en húngaro, de nuevo pido disculpas. La situación es la siguiente. Uno borracho, el del enfrente más, Vamos al lío, why not? Hay una fiesta en unas termas, alcohol, música, trajes de baño y muy poca higiene, pero promesas de sexo a raudales, why not? Otra fiesta, esta vez de toallas, poca ropa en general, una chica con serios problemas de personalidad, y decenas de hombres dispuestos a compartir esos labios (sólo los de arriba, gracias a la mediación de la amiga santa que vela por ella), Por qué no besar a más de 10 integrantes de la fiesta, todo en un tiempo récord? Si bien esto es un caso extremo, y no sucede todos los días, es un ejemplo del riesgo de actuar sin meditar. Suma y sigue. Una barra de bar, un chico apoyado, más bien aburrido, unos aperitivos salados, como unos palitos de unos 10cm, una desconocida que ve la acción, y que se apresura a él, el palito atrapado por dos bocas, el inminente final del palito,y el premio debajo de las sábanas, un tiempo más tarde. Why not? Y las palabras, el lenguaje verbal, restado, ninguneado por su ineficacia.
Alguno podrá defender lo anteriormente mencionado en el argumento de "es sólo un año", o "aprovechar la oportunidad". Yo he optado por retirarme a mi cueva, y sin pretender llamar la atención, ni creer que soy algo más de lo que me corresponde, me he propuesto retratar aquello que me parezca digno de ser compartido en esta comunidad virtual, para ti, para mí, porque ya sólo por sí mismo vale la pena. Why not?
Sólo queda concluir, y qué mejor manera que hacerlo desde la experiencia del tiempo, de los años vividos en circunstancias distintas, a veces adversas, de alguien que me ha enseñado mucho. Mi abuelo, que un día acertó a enseñarme unas sabias palabras.
Haz lo que quieras, pero piénsalo antes.